Por Erika Herrera La población en condición de pobreza en México aumentará radicalmente ante la existencia del virus denominado Covid-19, al finalizar el 2020, habrá cerca de 70 millones de mexicanos en pobreza, es decir, más 10 millones de personas más en situación precaria. ¿Cómo enfrenta este sector la actual crisis sanitaria y económica ante el Covid- 19? ¿Qué acciones están tomando o ignorando las autoridades, para con este sector vulnerable? Lo que en verdad está sucediendo en nuestro país, ante la presencia de una contingencia sanitaria como la que se está viviendo, es que se ha acentuado aún más la desigualdad, el abandono, la indiferencia; ha dejado al descubierto el frágil sistema de salud y económico del país, entre otras tantas fracturas. A raíz de la propagación desconcertante de la pandemia por COVID-19 en el mundo y en México donde hasta el día 28 de octubre del 2020, sumaban más 900 mil personas calificadas como positivos con este virus y casi 90 mil decesos, pronosticando que para las próximas semanas el número de infectados aumentará de manera exponencial, afectando la salud de los mexicanos, pero sobre todo su economía, esto por la gran cantidad de personas desempleadas, decenas de miles de trabajadores quedaron en la incertidumbre, atrapados en una gran crisis económica y sanitaria.
“Nos piden que nos cuidemos, que no salgamos de casa, lo comprendemos, pero hay que salir a comprar la comida, los víveres, jabón, lo que se ajuste, que en realidad es muy poco, estamos al día”, dijo con desánimo, Juan José Hernández, obrero y padre de familia. Obviamente los obreros fabriles han sido afectados, pero también los que trabajan en el sector informal, que según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), realizada por el INEGI, en México, 31.3 millones de personas de 15 y más años ocupadas se encuentran en el empleo informal, lo que representa 56.2 por ciento de la población ocupada, por lo que carecen de seguridad social o de seguro de desempleo para estar en condiciones de enfrentar la contingencia, no contarán con fuentes de sustento, dado que van al día, cayendo irremediablemente en la miseria. Solo el 15 por ciento de la población que trabaja cuenta con un seguro de vida y únicamente el 8 por ciento de los mexicanos tiene un seguro de gastos médicos privados, estos datos son aún más reveladores, debido a que en la actualidad hay una disminución de las ofertas laborales que otorgan seguridad médica a sus trabajadores o el aumento del llamado autoempleo, lo anterior refleja que las familias mexicanas no estaban preparadas para enfrentar una crisis sanitaria, no se tuvo la previsión de tener ahorros para enfrentar la situación, porque la gente a penas y alcanza con el sueldo que obtiene. Pese a los aumentos al salario mínimo en México en años recientes, es de los más bajos a escala mundial. Actualmente se ubica en el lugar 40 de 54 países; el costo de la canasta básica de productos alimenticios representa el 44.7 por ciento del sueldo mínimo en 2020. "Los seguros de vida y gastos médicos protegen a los asegurados y sus familias de desequilibrios económicos que pueden afectar su patrimonio; además de garantizar su tranquilidad, consolidándose como una herramienta para el bienestar social" Entre las calles del Centro de la capital del país de México, se pueden ver los cientos de comerciantes ambulantes, la mayoría son mujeres y personas de la tercera edad, cabizbajos observan su mercancía, con la esperanza de lograr vender un poco para comprar la comida del día, pues dependen totalmente de las ventas que realicen para sobrevivir, “¿quedarse en casa?, si no nos mata el virus, nos matará el hambre, pero nuestros hijos, nietos, ellos no merecen ese final”, mencionaron. La señora Ernestina Gutiérrez, quien se dedica al comercio ambulante desde hace 15 años, nos relata el panorama en el que viven los miles de comerciantes en México durante la contingencia ante el Covid-19. “Somos muchos los mexicanos y mexicanas que nos dedicamos a esta labor, no hay empleos y los que hay son muy mal pagados, con largas jornadas laborales, con esto no quiero decir que tenemos los mejores sueldos, no es así, la vamos librando día a día, lo único que hacemos es salir adelante por nuestras familias; ahora por si no fuera suficiente, nos enfrentamos ante esta contingencia por coronavirus, algunos compañeros han optado por retirarse y buscar otras zonas de la ciudad para lograr vender su mercancía”, continúo con su relato. “Las ventas han bajado irremediablemente, entendemos que son indicaciones a nivel nacional y seguimos las medidas sanitarias, usamos cubrebocas, gel anti bacterial, la sana distancia, sin embargo, no todos tenemos la posibilidad de quedarnos en casa, tenemos que salir a buscar el sustento de cada día, y más si hay niños, adultos mayores o personas enfermas en las familias, ¿qué podemos hacer? Las autoridades no han mencionado apoyos para nosotros los comerciantes ambulantes, nos han olvidado, urge que atiendan a este sector de la población, somos miles de trabajadores informales en el país”, declaró la afectada. Como la señora Ernestina, hay muchos más que se encuentran en la incertidumbre y el abandono ante esta pandemia, es difícil, casi imposible dejar de laborar cuando se emplean en el trabajo informal, comerciantes, lavacoches, recolectores de basura, albañiles, empleadas domésticas, boleros, cargadores, entre otros tantos, son los testigos de la desigualdad que se hace aún más presente ante esta crisis sanitaria y económica. “¿Cómo enfrentamos los pobres la contingencia por coronavirus? No lo sabemos, solo sobrevivimos ante el caos”. La crisis económica desatada por el Covid-19 en el mundo dejará a millones de personas en la pobreza y pobreza extrema, y México será el país con mayores tasas de crecimiento en este rubro de todos los países de América Latina en 2020, de acuerdo con expectativas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La tasa de crecimiento de la población en pobreza extrema incrementará en 6.3 por ciento en México al cierre de este año, la mayor expectativa para los países de América Latina. El índice de las personas en esta situación pasará de 11.1 por ciento de la población a 17.4 por ciento, detalló el Informe especial COVID-19 N⁰ 5 de la CEPAL: Enfrentar los efectos cada vez mayores del COVID-19 para lograr una reactivación con igualdad: nuevas proyecciones. En materia de pobreza, México es el tercer país en América Latina que reportará un mayor crecimiento (7.6 por ciento para este año), por lo que el porcentaje pasaría de 41.9 por ciento de la población a 49.5 por ciento de todos los mexicanos. Con ello, el porcentaje de mexicanos en situación de pobreza y pobreza extrema pasará de 53 por ciento a 66.9 por ciento, del total de la población al finalizar el 2020. Caso particular, SLP. En México hay estados con sectores donde no cuentan con energía eléctrica, drenaje, agua potable, hay miles de hogares en donde este recurso, tan necesario en estos momentos de contingencia sanitaria, simplemente no llega, lo que dificulta poder seguir las recomendaciones de salud, como lavarse constantemente las manos, desinfectar las superficies, la ropa, mantener la casa limpia, etc., Tal es el caso de San Luis Potosí, ubicado al centro de la República mexicana, donde del total de habitantes en la entidad, (2 millones 845 mil 959 personas), el 44.3 por ciento registra algún nivel de pobreza, es decir, 1 millón 260 mil 759 personas aproximadamente, 36.2 por ciento está en pobreza moderada y el 7.3 por ciento restante en extrema, mientras que la población vulnerable por carencias es del 27.7 por ciento, lo que posiciona a San Luis como uno de los estados en donde esta realidad ha ido a la alza, lo anterior según los resultados de medición de la pobreza que realizó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Existen sectores de esta entidad donde las familias se enfrentan a la falta de servicios básicos como el agua y drenaje, sufren además de la insalubridad, un alto riesgo de contagio, al no contar con los servicios de salud. En zonas con niveles de alta marginación, como en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez (el segundo con mayor población en el estado) ubicado al norte de la entidad, donde en algunas colonias como “El Terremoto” seguir al pie de la letra las recomendaciones para evitar la infección por COVID-19, es prácticamente imposible. Este municipio con 2 mil 360 casos confirmados y 195 defunciones de un total de 34 mil mil 728 positivos en toda la entidad y 2 mil 228 muertes desde que comenzó la pandemia hasta el día 28 de octubre 2020, es el tercer municipio con mayor número de casos confirmados y defunciones. ¿Pero cómo sobrevivir a esta enfermedad si no se tiene lo primordial, agua, drenaje, acceso a los servicios de salud, empleos? Cuando la muerte tocó la puerta “Diariamente salíamos de casa para ganarnos el pan, llevaba mi puesto ambulante arrastrado por un par de llantas, me colocaba en el tianguis del fraccionamiento San José y la colonia San Felipe, vendía un poco de frutas, verduras y legumbres, con lo que ganaba en las ventas y lo que aportaba mi esposo como albañil, volvía a surtir mercancía, surtíamos el medicamento de mi madre, le daba de comer a mi familia y rara vez podía costear el servicio de una pipa de agua, al día de hoy solo somos mis tres hijos y mi madre, quien ya es una persona de la tercera edad, enferma de diabetes”, relató la señora María Juana Ibarra, habitante de “El Terremoto”, recientemente viuda, hace tres meses su esposo víctima de Covid-19, perdió la batalla en el Hospital Central Ignacio Morones Prieto. "Cuando mi esposo enfermó fue una situación de angustia e impotencia, de por sí ya enfrentábamos una situación económica complicada, con esa enfermedad todo empeoró, acudimos al hospital central- Covid, había mucha gente en espera para ser atendida, las personas se veían desesperadas con angustia, esperamos por más de una hora pues no podíamos acudir a otro servicio médico, los hospitales particulares son muy costosos y no contábamos con los recursos. Mi esposo continuaba con fiebre muy alta y dolor de cuerpo, al principio creíamos que era un simple resfriado, pero no fue así, resultó positivo a la prueba Covid y lo dejaron ahí, aislado, a mí ya no me dejaron verlo, fueron siete días de incertidumbre, hasta que me llamaron y me dijeron que era urgente que me presentara en el hospital, apenas había llegado a casa y regrese para que me dieran la noticia de que mi esposo había fallecido, la causa fue por coronavirus, fue un terrible calvario no poder verlo y despedirnos, hicimos todo lo posible para cuidarnos, a pesar de tener limitantes, pero esta enfermedad llegó sin piedad, tocando las puertas de las familias más pobres”, lamentó. Así es como al día de hoy, en una pequeña casa, con techo de madera y láminas, habita la familia Gonzáles Ibarra, tres niños de 6, 8 y 12 años de edad, la abuela de 67 años y una madre de familia que tiene que mantenerlos debido a que no cuenta con ningún otro apoyo, pues su esposo murió a causa de coronavirus. “Cuando falleció mi esposo tuve que encontrar la manera de sobrevivir, ya no pude continuar con las ventas, mencionó señalando el puesto que se encontraba en la esquina de su patio, cubierto con el polvo que deja el tiempo, “me retiraron el permiso de comerciante, las autoridades municipales solo me dijeron que si seguía asistiendo al mercado como ambulante me iban a quitar mi puesto y la mercancía, lo mismo les advirtieron a otros comerciantes que al igual que yo, vivían al día”, mencionó la madre de familia. Prosiguió diciendo: “Conseguí un trabajo limpiando una casa, mi hijo mayor me ayuda con sus hermanos, mientras mi madre se queda en casa, así es como salíamos adelante”, comentó la señora mientras cortaba unos trozos de madera, que más tarde utilizaría como leña para cocer frijoles. Con paso lento se acercó la señora Lourdes, madre de María Juana, llevaba consigo una bolsa con frijoles, se aproximó a una pequeña mesa y arrimó un banquillo, sentándose se dispuso a limpiar los frijoles, y entró a la conversación diciendo: “Mire, esto es lo que comemos, y ya se nos está acabando, no dejan que mi hija salga a trabajar a los mercados, ahora necesitamos comida, uno ya está viejo y enfermo, pero mis nietos…”, hizo una pausa larga, sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas y su rostro reflejaba angustia, dolor, impotencia, con la voz quebrada dijo: “por piedad le pedimos al gobierno que nos apoye, no queremos lujos solo poder sobrevivir a esta difícil situación, necesitamos alimentos”, se secó las lágrimas que corrieron por su rostro y continuó con su quehacer. María Juana reunía la leña que había cortado, la colocó en la mesa y sacudiéndose las astillas de madera de su delantal, apoyo el discurso de su madre, agregando: “Ella es una persona mayor, está enferma y necesita medicamentos que son costosos, con su pensión no es suficiente para poder comprarlos, creen que mentimos con nuestra necesidad, pero aquí está la prueba de lo mal que vivimos, la pobreza no se puede ocultar, nadie ha venido a ofrecernos una ayuda”, así tomó los frijoles y los colocó en una olla de barro, prendió la leña y espero. Como María Juana y su familia existen miles de personas que padecen lo más duro de la pobreza, que es el hambre, la falta de acceso a servicios médicos, la impotencia de saber que su ser querido ha muerto a causa de este virus; así vive hoy en día el pueblo pobre de México ante la pandemia. Con datos de CEPAL, ENOE, INEGI, CONEVAL, Secretaria de Salud. 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Febrero 2021
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