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Cinco consejos para evitar exageraciones y comunicar con responsabilidad sobre salud y ciencia



A la hora de construir una noticia o historia de ciencia –porque no hay que olvidarlo: las noticias no son un “reflejo de la realidad”, son más bien un recorte, una construcción– existen varios puntos para iniciar. Por ejemplo, se puede comenzar a investigar a partir de la publicación de un paper en una revista científica, o tomar un tema candente y que mantiene a la sociedad en vilo –como la emergencia de una enfermedad o el lanzamiento de una prometedora nueva droga– y entrevistar a los protagonistas. O, mejor aún: explorar una problemática de la que se habla poco o nada. Por ejemplo, enfermedades desatendidas u olvidadas, o un brote en algún rincón del mundo.


En cualquiera de estos escenarios, un elemento del ecosistema científico que siempre resulta útil son los comunicados de prensa. Se los conoce de diversas maneras: press releases, en inglés; gacetillas o notas de prensa, en algunos países de América Latina. Además de inundar nuestras casillas de correo y formar parte de estrategias de relaciones públicas, funcionan como contacto, el nexo con universidades, instituciones, empresas, ministerios o entidades que desean dar a conocer un hallazgo, el resultado de un ensayo clínico o estudio, o la presentación de un producto.


Si bien, en el fondo consisten en textos publicitarios, los comunicados de prensa son, en definitiva, un eslabón de una larga cadena informativa. Por lo general permanecen invisibles para el gran público, pero resultan cruciales: un texto que exagera los hallazgos científicos, tratamientos médicos o los resultados de un estudio –algo que se conoce como hype– para captar la atención de los periodistas, y conseguir así mayor alcance y repercusión, puede tener ramificaciones insospechadas con distorsiones y titulares imprecisos, además de alimentar la desinformación, despertar falsas esperanzas en el público –en especial en pacientes– y derivar en muchos investigadores enojados.

Por lo general, médicos y científicos se apresuran al apuntar el dedo y culpar a periodistas, sin saber que el germen del error partió de su propia institución en forma de comunicados aprobados por adelantado por los propios investigadores.



El psicólogo Petroc Sumner, codirector del proyecto InSciOut de la Universidad de Cardiff en Gales, estudia cómo se informa sobre ciencia y salud en los medios de comunicación. En un análisis publicado en 2016 en la revista Plos One, su equipo encontró que el 21% de los comunicados de prensa estudiados contenían declaraciones exageradas. “Existe una fuerte correlación entre la calidad de los comunicados de prensa y la calidad de las noticias que se basan en ellos”, indica Sumner. “Los comunicados de prensa tienen un sello de confiabilidad”.


Si hay algo que exhibió la pandemia de COVID-19 es que informar sobre investigaciones científicas con precisión, especialmente cuando se trata de salud, es importante. Para evitar esta “cadena alimenticia contaminada” –del press release al artículo periodístico–, es necesario profundizar la calidad de estos textos promocionales de institutos, universidades y organizaciones.


Aquí algunos consejos básicos sobre cómo hacerlo:

1. No exagere. Evite expresiones rimbombantes como “descubrimiento histórico”, “hallazgo revolucionario”, “avance médico del siglo”, “un logro que marca un antes y un después”. Y no abuse de “innovador” o “primero”. Un estudio publicado en el British Medical Journal que examinó 462 comunicados de prensa producidos por las 20 principales instituciones de investigación del Reino Unido en 2011 encontró que, cuando en los comunicados de prensa se tomaban libertades con los resultados de las investigaciones, el 58% de las noticias resultantes exageraban los consejos de salud. “Los académicos deben rendir cuentas por las exageraciones en los comunicados de prensa sobre su propio trabajo”, escribió al respecto el médico británico Ben Goldacre.


2. Sea preciso y no omita lo importante. Si se trata de un comunicado de prensa en el que se resalta una estadística –por ejemplo, el porcentaje de personas en un país con probabilidad de sufrir tal o cual enfermedad–, siempre, pero siempre, hay que incluir el tamaño de la muestra en las primeras líneas del texto. Recientemente, una empresa de análisis genéticos comunicó con grandilocuencia –y contradiciendo estudios anteriores– que el 74,1% de los argentinos proviene de Europa. Recién al pie del correo electrónico indicaba que estos resultados correspondían a un total de 2.785 muestras de test genéticos pertenecientes a hombres y mujeres que residen en ese país.


3. Sea honesto. Además de explicar con claridad los procesos de una investigación o los hallazgos, otros elementos que no pueden faltar en un comunicado son las limitaciones del estudio científico, las fuentes de financiación y los conflictos de interés de los investigadores participantes. No es algo difícil de conseguir. Son datos que suelen figurar al final de los propios papers. Por ejemplo, el valor noticioso de un estudio sobre diabetes u obesidad cambia antes y después de saber si fue financiado por Coca-Cola o McDonalds. “El público no especializado y el personal sanitario, así como los responsables de la toma de decisiones, pueden ser engañados por representaciones incompletas y parcialmente inexactas de estudios científicos que podrían afectar negativamente a comportamientos y decisiones relacionados con la salud”, concluyó un estudio sobre el tema publicado en 2019.


4. ¿En humanos o en ratones? Indique siempre en el titular y al comienzo del comunicado si se trata de una investigación realizada en animales –moscas, ratones, monos, es decir, en la “fase pre-clínica”– o en humanos (“fase clínica”). En la cuenta de Twitter @justsaysinmice (Solo di “en ratones”), el investigador James Heathers expone cuando un titular de prensa omite este pequeño gran detalle.


5. Apueste por la diversidad. Incluya siempre contactos de fuentes diversas (mujeres, hombres, personas LGBTQI+, por ejemplo, y no solo directores de laboratorio) y dispuestas a hablar con periodistas. Este es un gran problema que se detecta con frecuencia en comunicados de prensa y en medios de comunicación angloparlantes que omiten –y por ende invisibilizan– las voces de científicos latinoamericanos.

Hay mejores maneras de contar la ciencia. Es cuestión de apostar por ello, día a día.

Sobre el Premio Roche

El Premio Roche de Periodismo en Salud es una iniciativa de Roche América Latina, con la Secretaría Técnica de la Fundación Gabo, que busca reconocer la excelencia y estimular la cobertura periodística de calidad sobre temas de salud y ciencia en América Latina, integrando miradas desde lo sanitario, económico, político, social, entre otras áreas de investigación en el periodismo.

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