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9 consejos breves para futuros estudiantes de periodismo


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El jueves por la tarde, una joven adolescente, futura estudiante de periodismo, acudió a mí porque necesitaba consejos profesionales antes de embarcarse en la peliaguda etapa de la vida universitaria. Yo trabajo como redactor en un periódico matutino. Esta chica, de alguna manera, consiguió mi número telefónico y se comunicó conmigo para entrevistarme, con la esperanza de que mis respuestas la guiaran a través de sus dudas y la motivaran a incursionar en la profesión más hermosa del mundo.

Esto último es una frase de Gabriel García Márquez y no pienso apropiármela. Me basta con disfrutar de mis tareas cotidianas para sobrevivir mientras hago lo que verdaderamente amo en la vida: escribir. Esta joven — cursa el último año de escuela secundaria; iniciará la carrera de periodismo en 2017 — parecía realmente segura de su vocación y pude percibirlo en sus palabras. Abandoné mi labor para atenderla. Dialogamos largamente. También nos reímos, nos burlamos y nos pusimos serios. Al despedirnos, sentí el inconfundible sabor de la «humanidad», aquello que osan llamar altruismo y que se parece mucho al deber. Esa gratificante sensación que aún me sigue en estos días me motivó a dejar testimonio de mis humildes y breves preceptos para estudiantes de periodismo.

Intentaré apegarme a las inquietudes de esta joven, añadiendo algunas percepciones extra que, tal vez, sean bienvenidas por los lectores.

1) Los gajes del oficio

«¿Por qué periodismo? Tu nivel de locura debe ser grave», le dije en tono de broma, aunque era una sentencia de doble filo pues escondía segundas intenciones. El periodismo es un oficio sumamente mezquino. Es una profesión que demanda tiempo, dedicación, sacrificio. Es un deber que te acompañará día tras día y más te vale que lo ames con todo tu corazón, porque detrás de tanto esfuerzo encontrarás un trabajo mal remunerado. Al final del sueldo verás que aún queda mucho mes por delante, y en ese momento te conviene estar seguro de que el periodismo es tu pasión y tu vocación, o acabarás dándote cuenta de que estás desperdiciando tu vida. Una vez hayas encontrado la seguridad interior, cuando sepas con firmeza que estás dispuesto a llevar la estampa de periodista hasta la tumba, hallarás el lado más gratificante de este oficio.

No hay sensación más hermosa que la de ayudar a las personas. Los periodistas no nos dedicamos a las obras de caridad ni llevamos la bandera de Unicef, pero hay que ver los ojos de la gente después de un reportaje para comprender que incluso el gesto más pequeño puede despertar la sonrisa más grande. Todos se sienten agradecidos al ser escuchados y comprendidos, y esto es algo que descubrí siendo periodista. La humanidad está en los pequeños detalles; una nota de presa puede devolverle su casa a una familia, puede otorgarle justicia a una madre desesperada y lograr que la rueda del mundo gire poco a poco hacia la paz y la benevolencia.

El periodismo es una forma de entender el mundo, un canal de expresión.

En el periodismo, el honor estará siempre en juego. También la consciencia y la moral. No dejarse caer en la tentación y librarse del mal no es solo un pasaje del Padre Nuestro, sino también una lección de vida. Cada vez que veas a un periodista despreciable, piensa que al mismo tiempo, en otro lugar, hay otro dando lo mejor de sí mismo para hacerlo bien. El periodismo es una forma de entender el mundo, un canal de expresión. Algunos preguntan: ¿Qué motiva a una persona a volverse periodista? La comunicación es también una vocación. Recoger los hechos y transformarlos en noticia son parte del encanto de esta profesión. Antes de estudiar periodismo, pregúntate dos veces si estás dispuesto a ser la cara visible de tu trabajo. Nadie se queja con los fotógrafos, ni con los diseñadores gráficos, ni con los camarógrafos, ni los editores, ni los correctores, ni los jefes de redacción; se quejan de nosotros los periodistas, porque nosotros somos los soldados que damos el presente en un evento, un choque automovilístico o una manifestación; estamos allí para recibir las balas y además debemos hacerlo con una sonrisa.

2) Los aspectos esenciales que rodean a la noticia

La joven interesada en estudiar periodismo quiso saber en qué debía fijarse al momento de ingresar en un evento, sea el que sea. Toda noticia debe responder cinco preguntas básicas, las famosas «5 W». En inglés, las «5 W» son: who? (¿quién), what? (¿qué?), where? (¿dónde?), when? (¿cuándo?) y why? (¿por qué?); a las que se agrega «1 H»: how? (¿cómo?). En el caso del periodismo gráfico, estas cinco preguntas deben estar respondidas en el primer párrafo de la noticia (también denominado bajada o copete). Es la síntesis esencial de la noticia, a la que seguirá un desarrollo de los acontecimientos. Luego será posible explayarse en los aspectos contextuales, los terceros, damnificados, repercusiones, declaraciones de los protagonistas, notas de color, etcétera.

3) La agenda

La agenda es importantísima para un periodista. Un colega mío lleva a todas partes un cuaderno en el que anota los números telefónicos de sus contactos. La tecnología es nuestra amiga y un celular basta para agendar teléfonos hoy en día, sin embargo este cuaderno suyo a veces nos ha salvado de aprietos importantes.

Ten siempre anotados a tus contactos, de la forma que mejor te convenga, pero anotados en un lugar seguro. El día que necesites la precisión de un dato substancial, bastará con buscar ese número o esa persona para conseguir lo que buscamos.

4) La conducta

Un periodista debe ser extrovertido y quitarse de encima la timidez. La vergüenza está de más. Hay que ser atrevido, a veces esto implicar entrar sin pedir permiso y actuar sin consultar a nadie. Todas las dudas previas deben ser despejadas lo antes posible porque el periodista debe ser la persona mejor informada del lugar. Si tu jefe te ordena asistir a un evento del que no tienes ni idea, tendrás que ir de todas maneras y arreglártelas como puedas para regresar con la información precisa.

Habla con la gente, tócales el hombro aunque no los conozcas, haz preguntas estúpidas, asegúrate de corroborar dos veces la información, busca fuentes fiables y cuídalas, porque quien cuida sus fuentes cuida su propio trabajo y mantiene en equilibrio su lealtad.

5) El orden de la información en las entrevistas

Cuando desgrabamos una entrevista, nos encontraremos ante una indeseable situación: no todo se puede reproducir. Nuestro trabajo consiste en seleccionar aquellos fragmentos o pasajes que creamos mejores por la fuerza de su contenido o por el grado relevante de su información. No es bonito hablar con una persona veinte minutos y luego vernos forzados a extraer solo la mitad de ese audio. La otra mitad podrá ser desechada o guardada, pero hay que acostumbrarse a vivir con ello.

Una vez seleccionados los fragmentos más relevantes de la entrevista, en un programa radial bastará con hacer una edición meticulosa del audio y presentarlo al público mediante un contexto. En el periodismo gráfico existen dos alternativas: la entrevista directa (basada en el sistema de pregunta y respuesta) y la indirecta (abriendo entrecomillados en las declaraciones y acotando nosotros una breve apertura o clausura en cada párrafo).

Podremos seguir el orden fiel de la conversación o alterarlo de acuerdo al impacto de las declaraciones. Esto quedará supeditado al criterio del periodista y el marco en el que se trabaja.

6) ¿Cómo distender a una persona delante del micrófono?

Un entrevistado es un reflejo de nuestra propia expresión. Si vamos mal predispuestos, encontraremos ánimos idénticos del otro lado. La amabilidad es una herramienta de concordia. Una sonrisa puede ser la conquista absoluta, capaz de abrir las puertas que te propongas.

En este artículo explico algunas maneras de conseguir que un entrevistado diga lo que tiene para decir. A mí particularmente se me dan mejor las entrevistas personales y con un café de por medio. En este tipo de conversaciones, en las que reina la relajación, logro cierta distensión con el entrevistado, llevándolo al terreno de la amistad. Así, alejándonos de los sinsabores de la seriedad, es posible un diálogo ameno, profundo e intimista. Los seres humanos disfrutamos hablando de lo que amamos y nos apasiona; la emoción deviene también en estos estados. Tacto y delicadeza cuando sea oportuno.

7) Inquietudes sobre radio y televisión

Esta joven estaba sobre todo interesada en la práctica de radio y televisión, y me consultó acerca de algunos conceptos básicos en ambos casos. Aunque yo me dedico enteramente al periodismo gráfico, tuve algunas experiencias ante cámara y recuerdo ciertas recomendaciones generales.

Uno de mis profesores de radio acudía a una experiencia un poco perturbadora. Los alumnos nos sentábamos alrededor de la mesa en el estudio de radio, frente a nuestros micrófonos y con nuestros auriculares. Al otro lado, detrás de un vidrio, estaba el operador. Entonces el profesor ingresaba y, señalando a uno de los alumnos, decía: «Vos, ¿qué piensas sobre los monopolios?». «Que son malos», respondía el alumno. «A partir de ahora empezarás a creer que son buenos. Y vos, ¿crees que el aborto es correcto?». «Sí», decía el alumno. «Desde ahora dirás que no. Empieza el programa». El profesor salía, se encendía la luz roja y nosotros debíamos construir el programa en base a esas indicaciones. Esta práctica que a priori parece un insulto a la nobleza, es vital para desarrollar la improvisación. También fomenta la discusión y el debate en aquellos temas con los que no estamos familiarizados.

En el caso de la televisión, tuve un profesor que era muy escrupuloso con el adecuado desplazamiento de las manos frente a las cámaras, los movimientos corporales y la correcta pronunciación de las palabras. Las manos siempre deben hacer movimientos lentos y circulares. Cuando estamos de pie, el nerviosismo o la ansiedad a veces produce un ligero tambaleo de izquierda a derecha, lo cual queda fatal en televisión, pero existe una solución muy sencilla: colocando un pie delante del otro y dejar que el tambaleo se produzca hacia delante y hacia atrás. Así evitamos también que el camarógrafo se vuelva loco.

Y para soltar la mandíbula y calentar la voz antes de salir al aire, siempre es buena idea ejercitar algún trabalenguas a alta velocidad, como por ejemplo: «Corazón de la recorazonería».

8) El vocabulario

Es crucial nutrir el vocabulario. Un periodista es un comunicador social con un rol que repercute en las masas y su compromiso incluye dominar las herramientas del lenguaje. La mejor forma de incorporar nuevos conceptos y abrir el abanico léxico es leyendo libros. Lee mucho, todo lo que puedas. Los sinónimos son nuestros mejores aliados y es necesario, al momento de iniciar una frase, que nos veamos capaces de acudir en nuestro repertorio al mayor número de alternativas posibles. Si dominas el lenguaje, podrás resolver cualquier altercado y escapar de situaciones indeseables.

9) La información

Cuida la información. El dato, como unidad informativa, debe respetarse pues de ello depende nuestro trabajo. Conozco casos de periodistas que han sido despedidos de sus trabajos por mal manejo de la información. Jamás inventes nada; siempre es mejor la honestidad. Si no lo sabes, escapa de eso, busca alguna salida, pero antes de llegar a ese límite asegúrate de estar lo mejor informado posible. Chequea todo dos veces, en lo posible acudiendo a distintas fuentes para corroborar la veracidad.

Una primicia debe llegar pronto al público. El tiempo suele ser un enemigo. Un periodista trabajará siempre presionado por el tiempo y esto crea ambientes de presión. Existe cierta carrera entre los medios por ver quién consigue primero determinada información y quién es el primero en comunicarla. Esto está bien para alejarse de la competencia y mejorar los lazos ante la audiencia, pero que eso no vaya a costarte la moral, porque deberás dormir con ella todos los días. Para entender mejor esto puede ser útil la película Nightcrawler (con Jake Gyllenhaal). Es un ejemplo perfecto de lo que un periodista no debe hacer.


Publicado por Medium.

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