En medio de una agitada coyuntura política latinoamericana, diferentes reporteros peruanos dialogaron con la experta Gloria Castrillón sobre la cobertura periodística de conflictos sociales en su país. Fueron cinco sesiones virtuales organizadas por la Fundación Gabo e Internews, del 24 al 28 de julio.
Mientras más incertidumbre exista, más periodismo se necesita. Envueltos en un escenario conflictivo, que registró en los últimos meses protestas sociales masivas y muertes tras la represión de las fuerzas del orden, muchos periodistas de medios de comunicación de Perú se preguntaban qué hacer para abordar adecuadamente casos de violencia social, así como afrontar factores externos que hagan peligrar el propio oficio.
Las consecuencias de ciertos mensajes mediáticos cargados de estereotipos o la difusión repetitiva de discursos oficiales sin ningún contraste son potencialmente perjudiciales para cualquier democracia. Por ello, la prensa demuestra su rol histórico desde el ejercicio de la ética profesional y el trabajo en equipo.
El resultado de la conversación con Gloria Castrillón, directora editorial de Colombia +20 de El Espectador, y otros especialistas de la Fundación Gabo aclararon las definiciones sobre el rol del periodista frente a dilemas éticos relacionados “la dictadura de las redes sociales”, el activismo social o político, la tentación a manipular la información y construir historias desde una visión “catastrofista” o de guerra, haciendo eco de la confrontación política, mas no de los matices que componen una sociedad.
A partir de ello, también se extrajeron cuatro lecciones del trabajo interdisciplinario y protección personal, pues los periodistas, continuamente, afrontan discursos de odio y mentiras, así como ataques directos contra su propia integridad física:
Vivir entre matices
“No existen las víctimas y los victimarios, los ganadores y perdedores, los buenos y malos en un conflicto social”, recalcó Gloria Castrillón al empezar un largo debate con reporteros peruanos, quienes cubren noticias de conflictividad social, que en su país no hace más que acentuarse en los últimos años.
Con la expansión de las redes sociales y el copamiento del entretenimiento en las plataformas que antes cedían más espacios a contenidos periodísticos, el reto de los periodistas para verificar un hecho y comunicarlo es doblemente difícil.
“Los periodistas deben de convivir en una gama de matices”, recordó, por su parte, la periodista y corresponsable del Consultorio Ético de Fundación Gabo, Yolanda Ruiz, al empezar a enumerar una serie de recomendaciones para cubrir periodísticamente hechos conflictivos.
Según Ruiz, no hay que dejar de afinar el análisis para abordar hechos de violencia. “Si no puedes distinguir, no vas a detectar el conflicto que provoca la violencia; por eso, no hay que dedicarnos a cubrir solo la violencia”, afirmó.
Y es que los titulares o las propias notas periodísticas, contagiadas por los discursos de odio y confrontación, según Ruiz, se concentran en describir el hecho violento, mas no en explicarlo. Hacer lo contrario, en cambio, contribuiría a clarificar el escenario social y encontrar soluciones cívicas. “La violencia vende, la paz no”, aseveró.
La explicación de la tendencia a reducir un problema social a un enfoque de violencia está en la influencia de la propaganda, transmitida a través de los poderes fácticos, las fuerzas políticas y económicas dominantes y la opinión de las élites de una sociedad.
En medio de ello, la falta de análisis sobre estos aspectos alimenta a esa misma propaganda, que muestra a dos bandos enfrentados, minimizando, dicho sea de paso, otro tipo de conflictos sociales que pasan inadvertidos dentro de una crisis política, como los feminicidios o la vulneración de derechos humanos en comunidades indígenas.
La primacía de la fuente oficial y el activismo
Tratar el periodismo desde un enfoque de paz y no de violencia no significa dejar de ser neutral para promover cierto discurso, sino, por el contrario, no dejar de verificar o contrastar la información, en especial la proveniente de las fuentes oficiales, las cuales priman dentro de cualquier sociedad, sobre todo cuando esta se haya sumida en una crisis.
“No podemos negar la existencia de la realidad. Pero a veces negamos otras voces porque priman en el contexto social las fuentes oficiales. Tenemos tendencia a cubrir a las élites”, afirmó Gloria Castrillón.
Contrariamente a esa posibilidad, se ubica el periodismo que a menudo es calificado como “activista”. Esta labor, si no se realiza con el debido rigor, puede llevar a ignorar otras perspectivas y voces que no estén alineadas con la causa que se está defendiendo.
Castrillón menciona un ejemplo extremo: no se debería descalificar ni ignorar la voz de un victimario, ya que también es importante escuchar y comprender esa perspectiva. “Es igualmente valiosa”, aseguró.
Combatir a Goebbels en la prensa
El periodista Óscar Parra trajo a colación los principios aplicados por Joseph Goebbels como ministro de Propaganda de Adolfo Hitler en la Alemania nazi, entre 1933 y 1945, algunos más ejemplificados en la prensa que otros.
Por ejemplo, “el principio de la simplificación”, profesado por Goebbels, trata de construir en el imaginario social un enemigo único. En su caso, un enemigo del Estado, de la moral o del progreso, lo mismo que se refleja en ciertos medios de comunicación al momento de abordar conflictos sociales y calificar a cierto sector de la población.
El “método de contagio” obedece a un patrón similar. “Consiste en meter a un mismo saco a todos, ya que son iguales. Nosotros siempre tenemos un prejuicio sobre determinadas poblaciones, como el hecho de pensar que todos mis enemigos son iguales, y que no hay matices”, explicó Parra.
Entre otros principios resaltantes, está el de “exageración y desfiguración”, cuando ciertas verdades son distorsionadas o sobredimensionadas en términos apocalípticos, como asegurar que esta es “la peor crisis de la historia”.
Otros principios como el de “la silenciación” o “la unanimidad” cobraron relevancia en el análisis periodístico de la charla. El de “la orquestación”, por otro lado, refiere mensajes aparentemente concertados para estigmatizar a cierto grupo social, como los migrantes, en tiempos actuales.
Precaución ante escenarios conflictivos
A modo de práctica grupal, los periodistas peruanos que participaron del taller diagnosticaron los problemas que los aquejan a ellos mismos durante el desenvolvimiento de su trabajo. “Somos seres humanos, se vale tener miedo, se vale tener dudas o no saber qué hacer”, subrayó la periodista Yolanda Ruiz.
Uno de los temas en los que se hizo hincapié fue el autocuidado de los periodistas al abordar conflictos sociales.
Las conclusiones a las que se arribó, en primer lugar, respecto a los hechos que ponen en riesgo las rutinas periodísticas, fueron básicamente tres: realizar coberturas individuales y sin coordinación; emitir opiniones durante el trabajo informativo, así sea desde un espacio personal, y carecer de equipos de protección en medio de escenarios tensos, como el de una huelga.
A su vez, los periodistas identificaron a los poderes del Estado y económicos como los agentes que hacen peligrar la libertad de expresión, pues existen desde iniciativas legislativas que pretenden endurecer las penas de cárcel por el delito de difamación —puesto en práctica como un amedrentamiento, según denuncian varios periodistas— hasta decisiones políticas que desean impedir la movilización de los reporteros dentro de las protestas sociales contra un gobierno.
En respuesta, la solución enfocada por los periodistas peruanos fue la de poner en práctica dentro de un medio de comunicación coordinaciones rápidas para garantizar la seguridad de los reporteros en cualquier sentido, desde un aspecto físico, así como legal. Asimismo, manejar variedad de fuentes y proteger las que se encuentren en un estado de potencial vulnerabilidad.
El protocolo de seguridad y el trabajo en equipo, por otro lado, van de la mano, pues entre los miembros de un medio de comunicación se pueden compartir lecciones sobre cómo movilizarse dentro del espacio físico de un escenario conflictivo, como un enfrentamiento entre ciudadanos y la Policía, así como el hecho de compartir un kit de primeros auxilios al momento afrontar un espacio lleno de amenazas contra la integridad física.
Sobre la maestra
Gloria Castrillón Pulido es periodista colombiana especializada en temas de política, conflicto armado y derechos humanos. Periodista con maestría en Asuntos Internacionales y énfasis en Resolución de Conflictos de la Universidad Externado de Colombia. Dirige Colombia 2020, una campaña pedagógica para el posconflicto de El Espectador. Tiene 29 años de experiencia en medios escritos y digitales. Se ha dedicado, en los últimos años, a la cobertura del conflicto armado y las negociaciones de paz con las FARC, el ELN y las AUC. Ha escrito en coautoría con otros periodistas tres manuales de periodismo.
Publicado en Fundación Gabo.
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