Los líderes empresariales del futuro han de incorporar en en sus compañías el triple impacto no solo por responsabilidad, sino también para crecer y diferenciarse en el mercado.
En un mundo en constante evolución, donde los desafíos medioambientales y sociales son cada vez más urgentes, el liderazgo del cambio se ha convertido en un factor crucial para el éxito empresarial. Los líderes de las empresas del futuro deben adoptar la capacidad de innovar y abrazar la sostenibilidad, no solo por responsabilidad, sino también como una oportunidad para el crecimiento y la diferenciación en el mercado. Su incorporación en la cultura empresarial implica poner a las personas en el centro, implementar prácticas más respetuosas con el medio ambiente y fomentar una transformación en todos los niveles de la organización. Esta transformación empresarial sostenible, liderada por el movimiento B Corp, está conllevando el auge de un nuevo modelo de empresa: uno que, más allá de generar beneficios económicos, aspira a crear valor para la sociedad y el planeta.
Para Carles Navarro, director general de BASF España, el liderazgo del cambio implica “formular una visión de futuro que sea ilusionante e inspiradora”, con la suficiente fuerza para convencer y que otros se sumen a este movimiento. “Se dice que uno cambia cuando realmente el dolor de permanecer igual es mayor que la incomodidad de cambiar. Creo también que, para superar esa barrera, hay que tejer alianzas. Hay cambios tan importantes como el de la emergencia climática que una sola empresa nunca podrá acometer con éxito. Por eso creo que es importante forjar este tipo de uniones, incluso transversales, para que estos cambios tengan éxito, porque uno solo difícilmente va a poder escalar esa montaña”, señala.
Por su parte, Juan Naya, CEO de ISDIN, destaca una serie de claves que los líderes empresariales deben tener para generar una verdadera transformación: “Debe tener una visión y creer en ella. Tiene que haber una cierta autenticidad y determinación porque, al final, cuando uno asume un camino donde hay incertidumbre, donde hay que tomar a veces decisiones difíciles o nuevas, necesitas una determinación hacia la llegada a esa visión para sortear todos los obstáculos que van saliendo. Y, sobre todo, tener un equipo que acompaña, que abrace ese cambio”.
Las empresas y sus líderes juegan un papel fundamental en el desarrollo económico y social, pero también tienen un impacto significativo en el medio ambiente. Por ello, la inclusión de la sostenibilidad en la cultura y estrategia empresarial es de vital importancia. Es esencial que las organizaciones, y quiénes las dirigen, asuman la responsabilidad de minimizar su huella ecológica y de contribuir al bienestar colectivo y a la preservación de los recursos naturales. Esta es la visión que ha unido a Carles Navarro, Juan Naya y a otros 14 altos directivos y directivas de grandes compañías referentes en España, a constituirse como parte del Círculo de Impacto B: una comunidad de líderes empresariales con propósito allegados al Movimiento B Corp que busca transformar la actual forma de hacer negocios, a la vez que inspiran a otros a acompañarlos en esta misión.
“El futuro será sostenible o no será, por tanto, hay que incorporar la sostenibilidad desde el principio en toda la toma de decisiones. BASF es una empresa química que obtiene recursos del medio ambiente, por ello debemos medir primero qué tipo de impacto tenemos y qué tipo de procesos tenemos que optimizar para que ese impacto se vaya mitigando, a la vez que conseguimos nuestros propios objetivos a la hora de fabricar productos. Si no tenemos esta convicción de que estamos consumiendo recursos finitos del planeta, y que esos recursos hay que administrarlos con sabiduría, no estamos haciendo nuestra labor”, advierte Navarro.
En ISDIN, la sostenibilidad incluso forma parte de los estatutos de la compañía. “Como empresa B Corp, hemos modificado los estatutos legales para acabar de asentar ese compromiso con la sostenibilidad y exigir tener en cuenta a todos los grupos de interés en la toma de decisiones. Creo que este es el camino y, probablemente, muchas otras empresas lo van a seguir, y esto va a generar una fuerza muy grande para acelerar ese cambio de las empresas hacia un mundo más sostenible”, indica Naya.
Impacto social
A pesar de que ISDIN y BASF son dos organizaciones de sectores diferentes, ambas comparten su compromiso por la creación de un impacto positivo tanto en la sociedad como en el planeta. BASF dirigió sus esfuerzos durante la pandemia a fabricar hidrogel, que fue donado a hospitales, centros de salud, Cruz Roja… También patrocinan y colaboran con el Nàstic Genuine, un equipo de fútbol formado por jugadores con discapacidad intelectual, además de iniciativas de corte educativo como Kids’ Lab, que acerca a niños de entre 6 y 12 años a la física y la química a través de una serie de experimentos, buscando así despertar vocaciones científicas a edades tempranas.
En el caso de ISDIN, ofrecen su amplia experiencia en el sector de la dermatología para luchar contra el cáncer de piel en el mundo y han creado la International School of Derma, para contribuir a la formación de profesionales en el sector del cuidado de la piel, entre otras iniciativas en las que ambas organizaciones están involucradas.
“Nos hemos dado cuenta de que, si vivimos en un planeta que no es saludable, no podemos vivir con salud, tampoco nosotros. Nuestra salud está vinculada a la del planeta (…) Podemos aportar mucho a personas, a emprendedores, a científicos, que a lo mejor requieren de conocimientos en los que las empresas pueden ayudar. Es un bien que podemos dar generosamente a todas esas personas e instituciones”, considera Naya.
Publicado en 5D.
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